domingo, 22 de junio de 2014

Opinión

Transexualidad, ¿libertad para elegir?

Nacemos libres y cada cuál es libre de poder cambiar su cuerpo o aquello que no le gusta sino se siente a gusto con él. ¿Pero por qué una mujer se opera el pecho para tener una talla más con total respeto y libertad, y un transexual es considerado un enfermo si realiza una operación de cambio de sexo? ¿Hablamos de igualdad? No lo creo, actualmente aún la OMS sigue definiendo a la transexualidad como una enfermedad mental. ¿Es esta la mentalidad que define a nuestra sociedad? Desgraciadamente para muchos sí, aún no se ha conseguido eliminar totalmente las barreras que impiden ver el cambio de sexo como algo corriente, a menudo son tachados por la sociedad de enfermos, locos, depravados o viciosos.

La transexualidad es una realidad social y como tal merece un respeto y una total integración social y laboral. Aunque existen diversas asociaciones y colectivos de ayudas como COGAM y “No te prives” que tratan a transexuales desde la infancia, luchan por los derechos de estos niños y ayudan a los padres en la difícil tarea, como el reconocimiento en el colegio, no es suficiente para conseguir una igualdad total. Acusan al entorno social de ser ignorantes y estar desinformados de la realidad de estas personas, algunos incluso los tachan de monstruos o los denominan con total confusión como “el tercer sexo”. Los transexuales solo quieren ser felices y elegir su camino libremente, ¿qué clase de sociedad retrograda discrimina a una persona por tener deseos o gustos diferentes al resto de la población? En su lucha por la inclusión se encuentran con multitud de piedras en el camino; la constante exclusión social y laboral han llevado a muchas transexuales a prostituirse para poder sobrevivir o costearse la operación de cambio de sexo, pues el desempleo afecta al 70% de los transexuales adultos.

En el caso de los transexuales menores, el apoyo familiar es un factor clave y decisivo durante todo el duro y sufrido proceso valorado además por psicólogos. Es importante que los padres muestren apoyo, comprensión y respeto, porque en multitud de casos no quieren ver esta realidad o piensan que se trata simplemente de homosexualidad, pero las evidencias son claras desde muy pequeños cuando los padres les permiten dar el paso del cambio la actitud de los niños cambia, a nivel social y en el colegio. Los expertos recomiendan empezar con la hormonación a los 15- 16 años; aunque este sentir psicológico puede empezar a manifestarse desde los 2 años de edad, que es cuando empezamos a ser conscientes de lo que somos. La pubertad es especialmente difícil para los transexuales porque es un proceso de cambio; el miedo a no gustar y no sentiré a gusto con su cuerpo se intensifica mucho más. Es ahí precisamente donde, en mi opinión, se deberían aplicar políticas educativas que fomenten la igualdad y tolerancia entre los más jóvenes desde los centros escolares, puesto que el acoso y discriminación hacia los transexuales se inicia desde muy temprano.

Este sentir psicológico es distinto al sentir físico. No se hace transexual, es algo que ocurre desde antes de nacer, en el vientre materno se produce un desajuste del cuerpo con la mentalidad. No se trata de un mero capricho, simplemente no se sienten pertenecientes al sexo biológico con el que han nacido y no por ello han de ser discriminados. Es importante entender lo difícil que es sentirse así para ellos, su sueño es ser felices con su cuerpo y tener una sensación de nueva vida. El cambio de sexo es un proceso largo y complicado que requiere un tratamiento de psicoterapia, anterior y posterior a la intervención quirúrgica para ayudar al paciente a aceptar su nuevo cuerpo y a salvar los posibles problemas que pueden derivarse del cambio. El proceso total puede durar entre tres y cuatro años y costar entre 12.000 y los 25.000 euros.

Todos somos personas, y deberíamos alejarnos de estereotipos y etiquetas, y conseguir de una vez que sean reconocidos sus derechos como personas. “La libertad y la fraternidad son palabras, mientras la igualdad es un hecho. La igualdad debe ser la gran fórmula humana.” Henri Barbusse