domingo, 9 de marzo de 2014

Opinión

Distopías no tan lejanas

Para intentar entender mejor el mundo distópico, es necesario entender por qué surgen y con qué fines. Las distopías nacen en el siglo XX en pleno apogeo de sistemas totalitarios, en los que la masa se antepone al individuo; este es el objeto de crítica de las distopías. El control social y el control de pensamiento, que incapacita a los ciudadanos de poder cuestionar y reflexionar sobre el Estado social, y el uso de la tecnología en favor del Estado son singularidades de las distopías. Podemos encontrar los ejemplos más característicos sobre distopías en “1984”, “Fahrenheit 451” o “Un mundo feliz”, obras de referencia que posteriormente fueron llevadas a la gran pantalla. George Orwell cuenta en “1984”, como el “Gran Hermano” controla la mente de los ciudadanos a través de todo tipo de medios: la tecnología, la música, la palabra, etc. El hecho de olvidar las cosas e inventarse o modificar la historia a su antojo es fundamental para este Gobierno represivo y autoritario.

De modo similar a la obra de Orwell, Ray Bradbury ofrece en “Fahrenheit 451” la historia de un sombrío y horroroso futuro. Invadido por las nuevas tecnologías, en la que los libros no tienen cabida. Al contrario que en la realidad, Los bomberos tienen la misión de quemar libros ya que, según el gobierno del país leer da lugar al pensamiento y pensar para algunos es angustia. Los hombres empiezan a ser diferentes cuando deben ser iguales; lo que es el objetivo del gobierno, que vela por que los ciudadanos sean felices para que así no cuestionen sus acciones y rindan en sus labores. En cuanto a “Un Mundo Feliz”, Aldous Huxley narra una sociedad en la que los ciudadanos son artificiales y están programados intelectualmente para el desarrollo de un trabajo que tienen predestinado. El individuo es feliz, pero tiene una felicidad vacía, falsa y artificial sin ningún sentimiento verdadero. El Estado controla a los ciudadanos a través de “Soma”, una droga que los hace sumisos y dependientes del conjunto.


¿Pero realmente creemos que la distopía se trata solo de ficción? Actualmente, no es ninguna locura pensar que los mundos imaginarios de los que nos hablaban los autores anteriores puedan llegar a desarrollarse en un próximo futuro. Son numerosos los casos que encontramos hoy en día, en los que se intenta evitar a aquellos que no están de acuerdo con las normas, y los medios de comunicación son ejemplo de ello. Los medios masivos representan un recurso de poder que da lugar al control de la sociedad y que son la esfera donde se desarrolla la vida pública, donde se establece lo que es normal y lo que no. Por ello son una importante influencia para nuestro comportamiento; fuente de información tan poderosa que puede dar lugar al conflicto, la contravención de las normas establecidas y el escándalo. Los gobernantes ejercen su poder imponiendo en muchos casos una barrera que impide que advirtamos hechos que nos interesarían y utilizando para ello los medios de comunicación, es decir, nos muestran lo que ellos quieren que veamos o conozcamos, fundamentalmente la televisión que siempre ha sido recurso de poder, y en menor medida la radio y la prensa escrita.


La libertad de expresión está amparada por nuestra Constitución, pero encontramos casos en los que no es del todo respetada. El secuestro de publicaciones que no gustan a sus implicados o la destitución de directores de periódicos por presiones políticas, son ejemplo de cómo se ejerce el poder para el control de la libertad. Es popular entre muchas revistas humorísticas el uso de la sátira y la ironía para la crítica de personas con relevancia pública, en 2007 la revista “El Jueves” publicaba en su portada una imagen de los Príncipes de Asturias manteniendo relaciones sexuales. La Casa Real no tardo en pronunciarse y denunciar al medio porque la caricatura muestra una actitud para ellos "claramente denigrante y objetivamente infamante". Valiéndose de que la Constitución española prohíbe la censura previa de publicaciones, pero sí permite el secuestro de estas a posteriori si un juez determina que vulnera ciertos derechos fundamentales, la realeza impuso su poder para la retirada de la publicación. Esto podría tener un trasfondo más allá del daño a la propia imagen, puesto que imágenes como esas pueden inducir a la población a pensar de una manera distinta, y replantearse quizás un Estado que no tenga a la monárquica como base y como consecuencia, el deseo de vivir de otra manera.


La prensa desde su aparición ha actuado como asentadora de ideologías, algo que continúa ocurriendo en la actualidad. La prensa se comercializa y pasa a ser una empresa con ánimo de lucro, en lugar de un órgano facilitador del debate. Más que generar opiniones, se intenta fabricar una determinada opinión favorable a empresas y gobiernos. La destitución de Pedro Jota Ramírez como director de El Mundo ha sido objeto de discusión sobre como el Gobierno ha impuesto su poder “para tapar asuntos que no interesen”. Ramírez ha revelado algunos de los mayores escándalos políticos del país, desde los relacionados con los escuadrones de la muerte de los GAL y el Gobierno socialista de Felipe González en los años 90, hasta el reciente caso de los papeles de Bárcenas y la presunta contabilidad secreta del PP. Tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid en los que murieron 191 personas, obra de integristas islámicos, según la sentencia de la Audiencia Nacional ratificada por el Tribunal Supremo. El Mundo defendió la existencia de numerosas incógnitas en la investigación en una teoría de la conspiración en la que estaba incluida ETA, a pesar del intento del Gobierno de Aznar por imponer su versión de los hechos a la población. Él mismo anunció que había sido destituido por “hablar claro” después de que el consejo de administración de Unidad Editorial, el grupo al que pertenece El Mundo, decidiera destituirlo. "Si le añadimos el ataque a la prensa, me parece claro que la democracia quizás sea ahora más frágil que en ningún otro momento desde que murió Franco. Yo tengo pensado seguir escribiendo sobre ello", señalaba el ex director para The New York Times.