En busca de la tolerancia
La tolerancia es más
que un fin, es ante todo un medio basado en el respeto y en los valores para
alcanzar la calidad mínima de las relaciones sociales exentas de violencia y
coerción. Es un componente fundamental del respeto de los derechos humanos y
para el logro de la paz.
Con motivo de la celebración
del “Día Internacional para la tolerancia”, este 16 de noviembre, es importante
recordar porqué es necesario que exista una ocasión para la reflexión y
análisis sobre los problemas de intolerancia a nivel mundial, que en ocasiones
quedan en el olvido.
En
diciembre de 1996, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 16 de
noviembre como Día Internacional para la tolerancia, para la realización de
actividades orientadas a crear conciencia sobre la diversidad humana en sus
múltiples aspectos culturales, raciales, políticos, religiosos o sociales.
La tolerancia implica
el reconocimiento y respeto a aquello que se diferencia de nuestros valores;las
ideas, creencias o prácticas de los demás, ya sean diferentes o contrarias a
las propias. Con tolerancia, es posible entender y desarrollar lo específico de
cada sociedad y su cultura.
La ONU, define
tolerancia como la armonía en la diferencia. No sólo es un deber moral, sino
una obligación política. La tolerancia es la virtud que hace posible la paz y
que contribuye a la sustitución de la cultura de guerra por la cultura de paz,
La tolerancia es la responsabilidad que sustenta los derechos humanos, el
pluralismo, la democracia y el estado de derecho.
Por esto mismo es vital
conocer la labor que realizan las numerosas asociaciones y organizaciones ya
sean privadas o concertadas,que abarcan muchas asuntos que no trata la
Administración Pública, para perseguir la igualdad, integración y el respeto
mutuo entre todo tipo de culturas. Algunas de ellas son “Manos Unidas”, “Cáritas”,
“Movimiento contra la Intolerancia”, “INJUVE” (Instituto de la Juventud),
“Asociación por la tolerancia”, “Tolerancia y libertad” entre otras ya sea
nivel local, estatal o mundial.
¿Qué se puede hacer
desde una ciudad pequeña como Cuenca para luchar contra la intolerancia? Más de
lo que pensamos, porque la limitación territorial no es una barrera para
conseguir objetivos humanos. La tolerancia puede, y debe, aprenderse desde la
infancia. Debemos enseñar a las niñas y los niños no solo a convivir, sino
también a actuar juntos como ciudadanos del mundo, esto es a lo que se dedican
“Aldeas Infantiles”, presentes en 8 ciudades españolas, entre las que se
incluye la provincia de Cuenca desde el año 2002, donde se llevan multitud de
programas. María Isabel Auñón, trabajadora
social de Aldeas Infantiles y coordinadora del programa “Primera acogida” en
Cuenca nos explicó sus dos objetivos prioritarios, la prevención y protección
de menores y jóvenes, así como trabajar el fortalecimiento de las familias de
los menores.
Cuenta con nueve
programas, cinco de protección entre los que se incluyen: Programa de primera
acogida, de media y larga estancia, la residencia de jóvenes (a partir de los
16 años) o los “Hogares funcionales”programa de reciente creación como
acogimiento profesionalizado, donde parejas pueden acoger a niños en su propio
hogar, fuera del recinto de las aldeas, para intentar establecer un núcleo
familiar lo más parecido posible a la realidad, ya que según María Isabel
aunque intentan que el ambiente de los centros y hogares sea lo más parecido a
una familia, al fin y al cabo son educadores y no es una familia como tal.
También están los cuatro programas de prevención en los que destacan el aula de
familia del ayuntamiento pero gestionado por Aldeas Infantiles
Se realizan actividades
diferentes dependiendo de los programas que se trabajen, no es lo mismo
trabajar con niños que ya están bajo protección y en los centros de los que disponen,
que con los que acaban de llegar, por ello las actividades y el ritmo son
diferentes en cada caso. “Nosotros atendemos a menores, jóvenes y familias, con
muchas necesidades básicas y emocionales, provienen de situaciones muy
complicadas y desestructurados y nosotros intentamos ayudar a crecer como
personas desde la salud hasta la educación, la comida, atención psicológica,
etc. Tenemos un alto porcentaje de niños tanto españoles o de raza gitana, como
rumanos, marroquís, sudamericanos… Les damos seguimiento y protección hasta
incluso pasados los 18 años, además de apoyo laboral o económico para realizar
sus estudios si lo desean” explicaba María Isabel.
En
Aldeas Infantiles, trabajan la tolerancia desde el hecho de compartir un mismo
espacio con tantas edades diferentes, donde conviven niños de otras culturas,
contradiciones y religiones muy diferentes y se aceptan, se entienden y
conviven sin problemas, compartiendo lo que tienen e intercambiando aspectos de
sus culturas, como la gastronomía típica de su lugar de origen. “Lo más
importante de los valores es que tu transmitas esos valores a los demás de
manera natural. Creo que es la es la base de los valores, que la persona de
referencia que enseñe esos valores los aplique el mismo, La clave de la
tolerancia es el respeto, y que no todo es como tú lo ves y hay otros puntos de
vista también aceptables”, manifestaba la trabajadora social.
Es
necesario fomentar la educación en valores desde la infancia, desde la escuela
y la familia, con buena actitud y sentido de la responsabilidad para que las
próximas generaciones estén exentas de prejuicios y etiquetas propias de mentes
cerradas. Aldeas Infantiles SOS oferta un programa de
educación en valores para en los colegios en primaria y secundaria; Actividades
y talleres afectivo sexuales, espirituales y de buenas prácticas relacionadas
con esos valores que ayudan a crecer de forma sana a estos niños. “No tenemos problemas, para que acepten o
integren a los niños en los colegios e institutos e incluso con la universidad,
intentamos normalizar su situación lo máximo posible para que no existan
diferencias con otros niños”, comentaba María Isabel. Consideran que si desde pequeños se trabajan y reflexionan sobre valores
humanos esenciales, y comparten sus ideas con sus padres y profesores,
estaremos formando mejores personas, contribuyendo a construir una sociedad más
justa en la que no tenga cabida la marginación infantil ni problemas para
convivir con los demás.
ACCEM es otra de las asociaciones que tienen multitud
de proyectos en marcha desde el año 2002 En Cuenca, es una organización no gubernamental que proporciona atención y acogida especial
al colectivo de personas refugiadas e inmigrantes, cuyos valores principales
son la Diversidad
e interculturalidad, la transparencia y la Justicia, y el Compromiso Social.
María José González
Santiago y Esmeralda Guerrero Alarcón, responsables de ACCEM Cuenca, nos han
explicado su labor en la ciudad conquense: “Trabajamos el aspecto de la acogida
de menores no acompañados, programas de alojamiento, formación, asesoramiento y
documentación legal para poder regularse en nuestro país, solicitar ayudas y
recursos normalizados, además de un programa de detección de acciones incriminatoria
para inmigrantes y un programa de retorno voluntario a nivel estatal que llevan
aquí un tiempo y están en situación de vulnerabilidad y desean volver a su
país, y les apoyamos pagándoles el viaje de vuelta en coordinación con la
Subdelegación y la Policía. Buscamos un acercamiento mutuo entre españoles e inmigrantes, somos algo así como la puerta de entrada”.
Debido a la crisis
económica de nuestro país, actualmente cuentan con menos recursos que hace
algunos años, ya que solo disponen de un
centro de menores de los cuatro de los que tenían, un programa de autonomía para
jóvenes de 18 a 24 años y un programa de vivienda para personas en riesgo de
exclusión en Tarancón. Empezaron con inmigración y menores no acompañados, que
venían desde el Magreb o de la parte sur del Sahara y tenían un dispositivo de
acogida y tutelas para esos niños, por lo que organizaban concursos de pintura
e historias, talleres interculturales para dar a conocer la cultura marroquí
sobre todo, además de charlas y actividades de sensibilización con jóvenes de
la ciudad, donde los propios chicos a contaban su testimonio y proyecto
migratorio. Asimismo,contaban con un programa de detección de “trata”, que son
inmigrantes que llegan engañados a España, les prometen un empleo que no existe
y los tienen explotados laboral o sexualmente, ACCEM se encargaba de impartir
charlas en zonas donde se registraban estos casos para formar a profesionales
como policía o trabajadores sociales para detectar casos de explotación.“Ahora
estamos en un punto de inflexión que ya no vienen tantos inmigrantes, cada vez
la población inmigrante es menor porque en nuestro país hay menos trabajo, y la
situación es más difícil. Sí que es cierto que como se ve en los medios pasan
un montón de ellos desde Ceuta y Melilla que saltan la “valla”, aunque ese no es
el principal punto de entrada, pero sí que se ha creado especial alarma social
en torno a ello”, comentaba María José González.
La voz del inmigrante
Hablamos
con Héctor Fabio Ramírez Sánchez, presidente de "ASOCOL" en Cuenca (Asociación de
Colombianos), este grupo junto con otros conjuntos de dominicanos, paraguayos,
peruanos, ecuatorianos y rumanos, luchan por la integración y el reconocimiento
de sus derechos y que se tache la palabra “inmigrante” de nuestro vocabulario.
Pregunta: ¿A qué se dedica vuestra asociación?
Respuesta:
Cree la asociación hace 5 años para reunirnos y ayudarnos mutuamente, porque me
parecía triste ir a un locutorio y ver compatriotas que no podían solucionar
sus problemas por falta de información, temas legales o sanitarios por ejemplo,
tenemos asesoría jurídica y tratamos de integrarnos no solo entre nosotros sino
con toda la población en general.
P: ¿Qué habéis conseguido en estos 5 años?
R: Estoy
contento de lo que hemos conseguido con el Ayuntamiento y la Diputación, que
nos han cedido un local para poder reunirnos y otro para repartir alimentos,
además de la fiesta que organizamos todos los 18 de diciembre para conmemorar
el “Día del Inmigrante”. Sin embargo, nos gustaría contar con mayor
participación de la ciudadanía española y por ello luchamos para incluir al
gobierno municipal en todas las actividades que realizamos. Queremos fomentar
la interculturalidad para cambiar el nombre de inmigrante, quitar esa palabra,
porque a la larga inmigrantes somos todos, si tú te vas de una ciudad a otra
aunque estés dentro de tu mismo país ya estas emigrando.
P: ¿Creéis que estáis lo suficientemente valorados en España?
R: Sí,
por parte de las Instituciones sí, pero la gente común en ocasiones se siente
“invadida” en su territorio. Afortunadamente son pocos, pero todavía hay los
que ponen al inmigrante como foco o
culpable de la situación que vivimos en España. Yo me pongo en vuestro sitio,
que de un momento a otro tiene trabajo y lo pierde, y ve que el inmigrante si
lo tiene… es entendible la frustración. Pero el problema no es del inmigrante,
sino del mismo Gobierno, de la misma organización que tenga el país.
P: ¿Piensas que la situación cambiará de forma positiva de
aquí a unos años?
R: Por
lo que se ve día a día es muy difícil, falta mucho, de hecho muchos
sudamericanos están regresando a sus países.Personalmente no he tenido
problemas para encontrar trabajo en España desde que llegue hace 10 años, pero
no han corrido la misma suerte otros muchos paisanos. En nuestra asociación éramos
150 familias afiliadas y en este momento somos solo unas 80, porque han
retornado a su origen o emigrado a otros países de Europa. Es muy difícil estar
aquí sin poder trabajar, pierdes tu casa, tu dinero y no tienes derecho a
sanidad, a los papeles…
P: Desde tu propia experiencia, ¿crees que son más tolerantes
en otros países, como Colombia, que en España?
R:
Sinceramente sí, el extranjero que llega a nuestro país recibe todo, aquí la
adaptación es muy difícil. A nosotros se nos ve todavía como los “indios”,
desafortunadamente por todo lo que ha pasado en nuestros países se crea ese
estigma que hace que cuando llegas ya estas marcado y te sientes como una
hormiguita frente a un gigante, y los medios de comunicación agravan todavía
mucho más esto, solo se ve la parte negativa, las guerrillas, el narcotráfico…
Si el periodismo mostrara lo bueno de cada país y no solo lo malo, el mundo
sería diferente.
“Todavía
se vive bien, pero aún falta mucho. Ojalá y pudiéramos llegar a convivir juntos
sin que existan diferencias entre nosotros, no deberían existir fronteras en el
mundo. Me gustaría compartir ideas, conocer a personas de distintos lugares y
con ideas diferentes sin que ello suponga un problema” concluye Héctor Fabio
Ramírez.
Aún nos queda un largo camino por
recorrer, la sociedad no es del todo tolerante, nos cuesta entender que los demás
son diferentes, debe ser un compromiso mutuo de aceptación e integración por
parte de todos, el conocimiento de lo diferente puede enriquecerte mucho como
persona.